jueves, febrero 19, 2015

Reseña: Pídeme lo que quieras - Megan Maxwell

Título: Pídeme lo que quieras
Autora: Megan Maxwell
Género: Romántica, erótica
Editorial: Planeta

SINOPSIS 
"Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce s obre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación ”



Después de leer este libro tengo muchos sentimientos encontrados. Me gusta, no me gusta, me entusiasma, me pone nerviosa. Un poco como el efecto que creo yo en la gente, más o menos.

Sigo con mi nueva afición sobre la narrativa erótica y pasando por varias librerías siempre me llamaba la atención "Pídeme lo que quieras", incluso alguna que otra amiga me lo había recomendado pero jamás llegue a decidirme.

Pues ahora que lo he hecho, no sé qué pensar.


¿Preparados? ¿Listos?
Tengo que decir que hay dos cosas que me obligaron a continuar la lectura  aunque para ser sincera, no me gusta el estilo de Megan Maxwell. Bien, pero hay diversas escenas de humor que me hacían partirme de risa y el tema del voyeurismo también me llamaba poderosamente la atención. Por eso decidí darle una oportunidad al libro.

¡Y ESO NO ME DECEPCIONÓ EN ABSOLUTO! De normal, las escenas eróticas de algunos libros se me hacen repetitivas y me acaban cansando una barbaridad. Aquí Megan Maxwell tiene una poderosa imaginación porque creo que siempre aporta algo diferente a este tipo de escenas que no te dejan despegar los ojos del libro. La verdad, fue un mundo que mereció la pena descubrir. Había veces que me subía por las paredes, otras no me creía lo que estaba leyendo. El caso es que te sorprendes igual que lo hace Judith porque menudas juergas... Creo que el morbo está muy conseguido. Un punto para Megan.

¿Cuál es el problema general de este libro? Bueno, hay varios problemas pero el que más me fastidia es que no deja de recordarme a "Cincuenta sombras de Grey". Me enloquece, me hierve la sangre pero ahora que estoy enfrascada en Christian Grey, no puedo dejar de sacarle parecidos tanto a los personajes como a la trama. Me pone negra. No voy a entrar en detalles pero quien se haya leído ambos libros, sabrá a lo que me refiero.

Tampoco veo una trama muy elaborada. Eric le enseña a Judith este mundo voyeurista, ella intenta hacerse la idea y el resto son los problemas que acarrea su relación. Nada más.

El siguiente problema... los personajes.



¿Por qué Megan Maxwell? ¿Por qué? ¿Era realmente necesario?

Judith Flores es la protagonista y hay veces que le haría la ola; otras la mataba yo misma con mis manitas. Vive en un estado de indecisión permanente, nunca sabe lo que quiere y para mí —aunque se pase media vida discutiendo— carece de carácter. Totalmente. Tiene sus cosas, me hace gracia y es el ejemplo de humor español perfecto pero es incapaz de pensar racionalmente. Como digo, le gusta mucho discutir pero cuando digo discutir me refiero a gritar.

Eric Zimmerman, un Christian Grey menos oscuro pero más controlador, posesivo y algunas veces... algo gilipollas tonto. Un jefazo de traje y obviamente, multimillonario. Veo a Eric y encuentro en él este tópico tóxico de personaje de erótica masculino que siempre está al acecho para gritar que Judith es suya y solo suya. Celoso hasta decir basta. 

No me gusta y no entiendo esta faceta de hombre que están enseñando a las adolescentes o a las mujeres en general. Yo no quiero que nadie me diga que soy "suya", soy mía y de nadie más.

No me gusta el concepto de amor que enseñan.


Humor y morbo es lo que le saco a "Pídeme lo que quieras". Del amor mejor ni hablamos.




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